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La joven hija gótica de mi vecina. 2.


La joven hija gótica de mi vecina 2

Mi vecina Julia no volvió ese día. Seguramente esperaba obediente un mensaje mío y también estaría enfadada. Quería hacerla venir o ir a su casa, pero sería más desgaste para mi polla y quería estar fresco para Andrea.


Pedí unas ensaladas, pescado a la plancha y unos helados para la cena, mientras acababa mi trabajo del día en el ordenador.

Llegó la cena, pasaron un par de horas, no le espere más y cene. Igual estaba dolorida del coñito o del culo, o incluso temería que se lo follara. Algo que iba a intentar, eso estaba claro. Ese culo lo pedía a cada paso.


Acabé el helado y salí al balcón con mi café y un cigarro. Recordaba cómo había pasado todo de rápido con Andrea, y sonreí dándome cuenta de cómo había ido a mi caza con artimañas. Es muy lista la futura ingeniera, pensé sonriendo.

Me fui a mi mesa y me puse a jugar al ordenador con mi buena música sonando cuando me llego un mensaje. Lo mire y era Andrea.

Me pedía disculpas, pero no podía venir porque tenía un trabajo que entregar al día siguiente y no se había acordado, hasta que llego su amiga a su casa, y se lo recordó. Me volvía a pedir perdón y me puso muchos emoticonos de besos prometiendo volver a quedar al día siguiente.

Así descansaría. Y pase la velada gritándole a los “bots” del juego, y animando a los buenos compañeros online, hasta que me canse y me fui a la cama.


Al día siguiente después de darle su ración con más “cariño” a mi vecina Julia, estaba trabajando cuando me escribió Andrea. Me pedía ayuda y me decía que venía a casa con su amiga. No sé qué tramaba, pero con esta chica me podía esperar cualquier cosa, y mi polla saltó contenta.

Picaron y cuando abrí, vi a una chica de metro sesenta, como mucho. Delgadita, pero con todo bien puesto. Y claro, también gótica con un pantaloncito negro cortito encima de unas mallas de rejilla, un chaleco negro con unos bordados de estilos tribales, y una camisa blanca. Llevaba los labios pintados de negro y la raya de los ojos. Es preciosa físicamente, como Andrea, pero dos tallas menos. Tiene un brillo en los ojos de mala leche o fuerte carácter que me pone.

- ¡Hola, soy Olivia! ¿esta Andrea?, hemos quedado aquí-me dijo un tanto sorprendida, mirando lo grande que soy.

- ¡Hola guapa! Encantado, soy Pendergast, está al caer, me acaba de escribir. Pasa, pasa-le dije.

Entro y al pasar percibí que olía a rosas. Tiene un culito redondo, con las caderas justas de una chica pequeña y más bien delgada.

-Siéntate, ¿quieres agua, té frío o cerveza? -le ofrecí señalándole mi mesa de trabajo.

-Un té está bien-me contestó.

-Me ha dicho Andrea que nos puedes ayudar -me explico

-Bueno, a ver qué tema tocáis, y te digo- le explique sin saber si podría.


Se sentó y empezó a sacar su portátil y las cosas de la uni.

Volví con las bebidas y antes de sentarme, me ofreció una libreta y me dijo:

-Mira estos resultados porfa, así sabre si lo demás está bien.

Yo de ingeniería se lo justo, por la academia militar, que se usa para varios temas, pero suerte que vi que eran fundamentos básicos y hasta aquí llegaba de sobras, y vi rápido que tenía que hacer en los ejercicios. Ella me miraba, bueno miraba mis pectorales y mis brazos con mucha atención. Y me quise divertir un poco.

- ¿Como te repaso? -le pregunte dejándola descolocada.

- ¿Qué? -pregunto balbuceando.

-Los fallos. No tienes muchos, sé nota que le has pillado el concepto al problema-le aclare.

-A vale-me dijo levantándose y cogiendo un lápiz, ofreciéndomelo.


Se puso a mi lado apoyada en la mesa y le empecé a explicar. Ella escuchaba atenta y yo le miraba sus uñas pintadas de negro y sus pulseras. Hablábamos y me fui fijando en su piel muy blanca y los piercings que tenía en las cejas, las orejas y uno a un lado del labio inferior. No le veía las tetas o el perfil, por el chaleco. Y se dio cuenta al verme estirar el cuello con disimulo.

- ¡Ah vale, vale, es verdad! -exclamó y se volvió a su sillón rápida, a arreglarlo.


Picaron y fui a abrir a Andrea. Llegaba resoplando y con la ropa más cómoda que le pedí por pago a mis clases de música. Y más cortita, ya que llevaba unos pantaloncitos de malla como si fueran unos boxes de hombre, qué no dejaban nada a la imaginación, y otra camiseta a media barriga sin sujetador. Vio que la miraba babeando y sonrió maliciosa mostrándose, dando media vuelta. Qué vicio de Niña, pensé.

- ¡Hola ¡-saludo y me beso en la boca disculpándose, y explicándome que hicieron el trabajo, pero se acordó de mi ofrecimiento y tenían dudas. Yo le ofrecí beber algo y le explique que a este nivel si les podía ayudar, que dieran gracias de no habernos conocido en cuarto año. Y se echaron a reír.


Seguimos con sus trabajos y Andrea venía y se sentaba encima de mi pierna cuando quería saber algo, o que se lo repasará. Le explicaba y le repasaba el culo mirando sus pezones como querían romper la camiseta. Ella me pasaba el brazo por la espalda y me arañaba la espalda con sus uñas. Olivia no se sorprendió, pero se calentaba al ver nuestro trato y le veía cada vez más brillantes sus ojos.

Reíamos y seguíamos con los trabajos. Andrea me calentaba y Olivia se soltó más y ya no estaba tan callada, también hacia coñas, y cada vez se pegaba más a mí al venir a mi lado con su libreta.

-Quítate el chaleco, te vas a asar-le dije a Olivia.

-Sí tía, que hace calor, ponte cómoda-le dijo Andrea.

Y se levantó y se quitó el chaleco, y también iba sin sujetador. Dejando apreciar dos tetitas en punta con los pezones anchos empujando su camisa. Andrea me miro y me guiño un ojo cómplice.


Ahora cada vez que se me acercaba Olivia, si le veía las tetitas transparentándose en su camisa fina. También le notaba la respiración algo agitada y ya se pegaba a mi sin pudor, aunque no se me sentaba encima. Eso habría sido su perdición.

- ¡Joder Pender, eres un crack! Ya lo tengo. Te explicas mejor que “la dientes”-exclamó Andrea refiriéndose a su profesora.

-A ver que lo vea. La clase no termina hasta que no lo hagáis bien -le dije serio, de coña.

Rieron las dos y Andrea soltó la libreta delante de mí, y se volvió a sentar en mi pierna volviendo a pasar su brazo por mi cuello. A veces le cogía el culo y se lo sobaba despacio, y otras veces le acariciaba la espalda. Y ella hacía lo mismo, colando su mano por mi pantalón cogiendo lo que podía de mi culo también.


Me estaba poniendo malo con las dos gacelas en casa, y Andrea y yo sobándonos lo que podíamos. Tenía la polla ya bastante animada y como Andrea ya había acabado, se quedó en mi pierna sentada esperando a Olivia que terminara. Sacó su brazo de mi espalda y apoyándose en mi echándose hacia atrás en mi pecho, como si yo fuera un sofá, bajo la mano a mi polla mientras hablaba con Olivia y la empezó a acariciar tapados por la mesa.


Olivia se dio cuenta rápido del movimiento del brazo de Andrea y se empezó a poner roja. Yo temía que se asustara y se fuera a la mínima oportunidad, pero no fue así.

- ¿Podemos acabar la clase profe? -me pregunto Andrea, dando un apretón a mi rabo ya duro como el marfil.

-Ya lo tenéis, merecéis una buena cerveza fresca y relax-contesté apretando el culo de Andrea.

-Saca unas birras mientras cierro mi trabajo-le dije a Andrea.

- ¡Siiii ¡-gritaron las dos.

Se fueron al balcón charlando y yo cerraba los programas esperando que se me bajara el empalme.


Se sentaron en el sofá y fui a por tres cervezas más, y al volver las vi mirándome con cara de que algo tramaban. Sé habían sentado dejando un espacio en medio, y Andrea me indico que me sentara. No me podía negar estar entre dos gacelas jóvenes y calientes.

- ¿Y que nos va a costar esta clase profe? -Me preguntó Andrea con cara de vicio.

-En un rato te lo digo cariño, es pronto aún -le conteste poniendo una mano en la pierna de Olivia y preguntándole:

- ¿tu novio también es gótico?

- No, qué va paso de novios-contesto.

-Vaya, otra chica inteligente que solo piensa en su carrera, muy bien hecho-le dije ya subiendo la mano hasta el muslo.

-Claro Pender, yo solo tengo amigas que lo tienen claro-Me dijo Andrea, poniendo su mano en mi cuello y acercando sus pechitos a mi costado.

-Hay que estar centrada y dejarse de tonterías con chicos. Nos jugamos nuestro futuro-dijo Olivia, sin decir nada por mi mano sobándola ya el muslo.

De repente sonó un teléfono.

- ¡¿Joder que quiere está ahora?!-exclamó Andrea levantándose, y buscando el móvil en su bolsa.


Era su madre reclamándola que volviera a casa que era tarde. Ella le decía que tenía que acabar el trabajo con Olivia y que dormiría en mi casa. Lo cual me sorprendió, porque no me conocían de nada. Pero no la convención, ya que tenía que pasar la noche con su abuela, que había pasado mala tarde.

Colgó refunfuñando, recogiendo sus cosas, y nos explicó lo que pasaba. Nos compadecimos de ella y dándome un largo beso en la boca se despidió de nosotros maldiciendo su suerte.


Se cerró la puerta tras de Andrea y acto seguido se vio Olivia, sola conmigo, dándose cuenta de la situación, viéndose más pequeña de lo que era. Buscó su cerveza y bebió un gran trago.

-Voy a hacer unos “submarinos” -dije apretando su muslo y levantándome.

Creía que saldría espantada como si le quemara el culo, pero solo dijo:

-Vale, sí.

Fui por las jarras, las llene de cerveza y llene los chupitos de whisky. Ella me seguía mirando como hacía ya rato, con los ojos brillantes y de arriba abajo. Metí los chupitos en las jarras y le ofrecí la suya brindando:

- ¡Por un buen futuro! -y ella lo repitió.


Bebimos, charlamos y se la veía algo cohibida, pero no retrocedía. Volví a preparar dos “submarinos” más, y se iba soltando dicharachera, ya era ella la que se acercaba, me daba golpes también en la pierna y en el hombro al reírse de alguna locura de las mías.

Y empecé el acoso y pollazo.


- ¿Qué sabes de lo mío con Andrea? No te he visto muy sorprendida con nuestro trato -Le solté apretándole una pierna con suavidad.

Le pille desprevenida, pero rápida me contestó:

-Que le has gustado mucho, y que adora tu polla, que tienes a la vecina sometida, y es algo “inusual” de conocer. - me dijo como una respuesta que ya tenía pensada soltarme.

-Muy bien, ya veo que sois buenas amigas. ¿Y qué entiendes tú por “sometida”? -le pregunté.

-Bueno, he leído algo, y sé que es tu sumisa, y tu su amo -me dijo tranquilamente bebiendo un sorbo de la jarra, y algo envalentonada por el alcohol.

Empecé a desabrocharle la blusa, pillándola desprevenida, pero ya se esperaba algo así también, y no se inmuto. Igual se la hubiera sacado, y se habría lanzado a comérmela. Pero tampoco podía ir tan a saco con ella. Y le pregunté:

- ¿Y tú oíste la historia, y cómo quieres probar, té ofreciste a saber que era no? -le pregunté liberando sus pechos erguidos y duros por el frescor repentino.

Se quedó un segundo paralizada, y me dijo:

-Eres más listo que Andrea-Viéndose con los pechos al aire, y ya descubierta, se giró a mi esperando mi siguiente movimiento.

Me iba a lanzar a comerle esas tetitas que pedían mi boca en estéreo, pero quería ver hasta donde llegaba esta pequeña gacela curiosa. La pondría a prueba.

- ¿Y no sería mejor que “probaras” con un amo más joven?

-No sabría buscar, y es algo peligroso para una chica. Y sabiendo que Andrea se ha enganchado tanto a ti; ¿Por qué no tu? -me contestó mirándome a los ojos desafiante.

-Pero Andrea es grande, y créeme que le costó “adaptarse” a mi tamaño cielo-le contesté acariciándole los brazos para que viera el tamaño de mis manos.

-Se que serás buen tío, y no me harás más de lo que pueda soportar-me contesto cogiéndome los brazos y mirando mis manos grandes en los suyos. Se estaba calentando mucho con las tetas al aire.

-Andrea me contó lo del dedo en su culo, y que fuiste brusco, solo lo justo, pero al final le encantó -añadió sonriendo.

Vista su disposición y con esas tetitas ya como el mármol llamando a mis labios le dije:

-Levántate y quítate la ropa despacio-le ordene.

Se levantó, se puso frente a mí, y se empezó a quitar la blusa mirándome contenta de conseguir lo que quería. Luego se quitó el pantaloncito y las mayas, contoneándose como una stripper, lentamente. Y al final se quedó desnuda frente a mí, quieta y esperando mi siguiente orden.


La verdad que esperaba a un cuerpo de niña, con lo pequeña que es, pero no. Vi a una mujer delante de mí, con un cuerpo pequeño, pero bello. No le faltaba de nada con su tamaño. Tenía todas las curvas deseadas y deseables, y tenía el chochito rasurado, con un triángulo arriba, pequeño, y ya algo brillante por sus flujos. Le puse una mano en cada cachete del culo, y apretándolos, me la acerqué hasta que tuve sus tetitas en mi boca, y se las empecé a comer suavemente.

- ¡Mmmmh Oooh! -gemía.

Seguí amasando su culito y comiendo esas dos puntas de misil duras un rato, y me levanté soltándola y le dije:

-Quítame la ropa.

Me miró de abajo arriba y me levanto la camiseta hasta que le tuve que ayudar. Me sonrió agradecida, y me bajó el pantalón corto de deporte, sin esperarse que al no llevar nada debajo, le saltaría mi polla como un resorte dándole en un pecho.

- ¡Uy! -exclamó abriendo los ojos asombrada.

Siguió bajándolos, dejando que mi polla recorriera su cuello y su cara. Hasta que me dejó también desnudo.


Respiraba agitada y ya empezaba a tragar saliva de lo cachonda que estaba. Sabía que Olivia no aguantaría mucho, pero pasaríamos un buen rato. Le cogí de la cintura y sentándome en el sofá la levante dejándola de pie delante de mí, y bajando mis manos otra vez a su culo, la atraje para comerle ese coñito empapado. Ella se dio cuenta y abrió un poco las piernas, quedando ahora sentada en las palmas de mis manos. Le empecé a lamer con la lengua plana desde su entrada, subiendo y separándole los labios por el camino hasta su clítoris. Cuando empecé a bajar haciendo lo mismo gimió fuertemente:

- ¡Aaaaagg!, ¡Mmmmh!

Ya no se podía esperar a que le dijera qué hacer con sus manos, y me cogió la cabeza por la nuca, apretándola a su coño gozando:

- ¡Ooooj! ¡Mmmmh! ¡Aaaaah!


Seguí un rato más, y ella ya se agarraba con fuerza a mi cabeza, y movía sus caderas extasiada. Le metía la lengua lo que podía en su coñito moviéndola rápida en su interior ardiente y cuando la notaba entrar, ella ayudaba empujado con sus caderas y apretándome la cabeza. Ya casi estaba a punto de explotar.

Le empecé a bajar y cuando se dio cuenta que mi lengua pasaba de largo por su clítoris y subía por su monte de venus exclamó:

- ¡Mmm no, sigue, sigue Aaah ya casi estoy!

La mire mientras seguía bajándola, alejando mi lengua de su coñito, y le sonreí malicioso, parando en sus tetas, empezando a mordisquear sus pezones, de buen tamaño para sus tetas, bajando una mano, cogí mi polla y se la empecé a frotar fuertemente por su coñito y su culo, repartiendo sus jugos, viendo que resbalaba muy bien. Volvió a gemir al notarla dura rozándole sus partes sensibles, y a la tercera pasada se dejó caer chafando mi polla entre sus labios gimiendo y frotándose mientras se corría.

- ¡Aaaaah! ¡Aaah! ¡Mmmmh! ¡Aaaaah! ¡Me corro! ¡siiii! -gritaba aún agarrada a mi nuca revolviéndome los cabellos y acercándome sus tetas a mi boca, desatada de placer. Mientras, yo me metía un pecho casi entero en la boca.

Se corrió y me levanto la cabeza besándome agradecida. Me sonrío y me dijo:

-También me dijo Andrea que besas muy bien. Y me volvió a besar dando saltitos por los espasmos mientras se recuperaba.

Y tanto que se recuperó. Bendita juventud, pensé.


A los pocos segundos se empezó a frotar otra vez con mi polla poco a poco, y a acariciarme los pectorales, yo le acariciaba la espalda bien definida por sus músculos, me paraba en la curva de su cintura bajando a su culo, apretándola más a mi polla. Se empezó a animar y aumentó el ritmo, se recorría todo el coño, y adelantaba la cintura para sentirla en su culo también empapado.

La notaba ardiente y sin esperarlo, aflojó el ritmo y se separó, poniéndose de rodillas a mi lado, cogiendo mi polla con ansia, y mirándola asombrada me dijo:

-Te toca.

Y la empezó a chupar metiéndose lo que podía en la boca sorbiendo fuertemente. Le acariciaba todo el cuerpo, y le empecé a marcar el ritmo cogiéndole la cabeza. Esto no pareció gustarle y al darme cuenta, le apreté un poco más, metiéndole más polla y le dije:

- ¡Mmmmh así, así, baja más putita.

Obedeció y ya comía más polla hasta que le daban arcadas. La soltaba un poco, y cuando le pasaban, la volvía a empujar hacia abajo y le fue entrando más polla.

- ¡Oooh! ¡Mmm! ¿ves como si puedes? ¡Aaah! -Le decía gozando con su boquita.

Pase la mano libre por su espalda bajando hasta su culito, le apreté los cachetes fuertemente, pasando de uno a otro, dándole pequeñas bofetadas. Seguí con mi mano juguetona y me pare en su entrada, haciéndole círculos apretando un poco, y ella dio un pequeño respingo, pero se quedó quieta esperando mi dedo. Pero fui bueno, y seguí bajando hasta su coñito empapado y le fui metiendo un dedo poco a poco que la hizo soltar un gemido con mi polla en la boca.

- ¡Mmmmh!

Empujaba sin detenerme, despacio, y cuando llevaba medio dedo, ella misma se lo acabo de meter hasta que mi palma chocó contra sus cachetes.

- ¡Aaaaah! ¡Mmmmh! ¡Joder parece una polla! ¡Mmmmh! -Grito soltando mi polla y volviendo a tragarla.

Ya estaba casi listo para correrme, y quería follarla bien ese coñito pequeño, así que le empecé a indicar que se follara más rápido la boca, mientras le follaba con mi dedo al mismo ritmo.

Se empezó a aplicar más, y casi tragaba más de media polla, y yo también más cachondo, le metí un dedo más y dio un salto, intentando huir un instante y parando de chupármela, pero otra vez empezó a empujar ella esta vez gimiendo y maldiciendo:

- ¡Aaaaah! ¡ostia puta! ¡Mmm! ¡jooooder! -gritaba mientras empujaba más, y volvía a mi polla, esta vez con rabia.

- ¡Joder Olivia como aprendes! Mmmmh, ¡sigue así!, ¡así! ¡Ooooj!, ¡ya casi estoy puta! -Le dije a punto de correrme.

Costo un poco moverle los dos dedos, más suavemente, para follarla al ritmo que me la comía ella, pero justo cuando me corría ya le follaba yo a la misma velocidad, y me corrí tensando mis músculos y gimiendo:

- ¡Ooj! ¡sigue, sigue!, ¡Mmm!, ¡me corro! ¡Mmmmh! ¡así, así! ¡Ooooj, joder! ¡Chupa! ¡Chupa fuerte! ¡Aaaaj! ¡Mmmmh!

Sorbía mi polla bajando ya el ritmo, más dedicada a mi capullo mientras meneaba las caderas con mis dedos follándole ya haciendo ruido con sus jugos del chochito. Se paro un instante y volviendo a tragar toda la polla que pudo, se empezó a correr otra vez:

- ¡Otro, otro! Aaaaah ¡Me corro joder Mmmmh! ¡Qué dedos tienes! ¡Mmmmh! ¡Aaaaah! ¡Así, así, muévelos así, no pares aún! ¡Aaaaajj! ¡Mmmmh!– gemía sorprendida.

Pero no iba a bajar el ritmo. Solo lo disminuí un poco, soltándole la cabeza y bajando mi mano a un pechito, pellizcándole el pezón. Se retorcía mientras gemía y se corría, intentando que le sacara ya los dedos, pero no le hice caso.

Sin sacárselos, le atraje hasta mi polla incorporándola y volviendo a levantarla con las dos manos en su culo, pero esta vez con dos dedos dentro. Se dio cuenta de lo que quería y levantó la vista de mi polla, ya a punto de entrar en su chochito, sonriéndome con cara de viciosa. Me abrazó y me empezó a besar bajando ella y metiéndosela poco a poco:

- ¡Mmmmh! ¡madre mía! ¡Aaaaj! ¡Mmm! ¡qué pollón!, ¡Aaaaajj! -Grito entre gemidos, y paro cuando no pudo más.

-No te pases que te harás daño, tranquila que ya entrara más- le dije al oído besándole el cuello y mordiendo su lóbulo.

Era una gozada de coñito, y ella lo apretaba involuntariamente, intentando que no entrara más y me daba más placer. La pobre se estiraba y levantaba la cabeza, como haciendo hueco en su pequeño cuerpo. Pero desistió y se conformó con lo que había entrado, y me empezó a cabalgar gimiendo entre resoplidos, aguantando:

- ¡Mmmmh! ¡Aaaaah! ¡Mmmmh! ¡ooooojjj! ¡Ahora entiendo a!, ¡Mmmmh! ¡Andrea! ¡ooooojjj! ¡Joder que polla! ¡Aaaaj! ¡Mmmmh! ¡que gozada! ¡Aaaaajj!– me dijo entre gemidos.

Cada vez se follaba más rápido gozando, y soltando algún grito de dolor de vez en cuando. Nos besábamos y lámiamos nuestros cuerpos por donde podíamos, mientras follábamos cada vez más desbocados.

Le botaban las tetitas, algo que me encanta ver cuando follo, y la tuve que frenar un par de veces para que no se metiera más polla gritando de dolor. Ella se enfadaba y me clavaba las uñas donde tenía sus manos en ese momento sobándome. Yo le “respondía” mordiéndole un pezón. Y como vi que aún aguantábamos, me acorde que Andrea le dijo lo del dedo en el culo, y encontrándole la entrada mientras botaba en mi polla gozando, lo empuje y entro suavemente.

- ¡Aaaaj! ¡Mmm! ¡Mmmmh! ¡poco a poco! ¡Mmmmh! -gimió.

Me volvió a clavar las uñas, pero no bajó el ritmo, y sin detenerme le metí todo el dedo, ella tampoco se detuvo. Lo dejé dentro un poco mientras volvía a sus tetitas, y a intentar que no se metiera más polla, y lo empecé a girar y sacar casi todo, volviendo a meterlo cada vez más rápido.

Ya estaba más relajada y gozaba de mi polla y mi dedo. Lo empujaba al salir mi polla y al revés. Y ella me acompañaba gozando y ya sin gritos de dolor:

- ¡Mmmmh! ¡Ooooj! ¡Mmmmh! ¡Joder Pender! ¡Aaaaajj! ¡que polla! ¡Mmmmh! ¡Aaaaah! -gozaba la joven gacela gótica.


Seguimos un rato gozando, y le volvió a pillar desprevenida el orgasmo, me volvió a clavar las uñas, mientras aumentaba el ritmo y me mordía un pezón. Quedó paralizada, y empezó a temblar, apretando más mis hombros y gimiendo, esta vez más fuerte:

- ¡Ahhhj! ¡Ahhhj! ¡joder, joder, que gustazo! ¡Mmmmh! ¡siiii! ¡Aaaaajj! ¡me corroo!

Yo le follaba el culo con mi dedo y ella se corría poniendo los ojos en blanco entre espasmos. Me apiade y se lo saque poco a poco y la fui levantando, sacándole la polla, mientras me empezó a besar agradecida. Esta vez no podía más. La hubiera seguido follando sin piedad, si hubiera sido otra, hasta que me corriera, pero me contuve. Ya aprenderá, pensé.


Se dejó caer en mi pecho aun entre espasmos resoplando y sin aliento. Me volvió a abrazar y levantando la cabeza, me dijo:

- ¿Dónde hay que firmar? -y volvió a posar su cabeza en mi pecho mientras reíamos.


Nos fuimos tumbando en el sofá abrazados y nos quedemos dormidos.


Continuará.



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