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Foto del escritorPender Max

La joven hija gótica de mi vecina 1




La joven hija gótica de mi vecina





La había visto un par de veces desde que nos mudamos a este piso. Un vicio de niña.19 o 20 años, alta con curvas y con pocas tetas, pero erguidas. El culo era de mirarlo y darte ganas de cogérselo y empalarla. Siendo alta y con ese culo era impresionante verla caminar. Ojos azules y pelo a media melena negro azabache.



La primera vez fue fugaz cuando salía del portal, y la vi de lejos fijándome lo buena que estaba, pero la segunda vez fue cuando subí con ella y su abuela en el ascensor, y esta vez, le di un verdadero repaso mientras yo hablaba con su abuela, y le explicaba que era nuevo en la finca.

Y ella parece que me ayudó a verla bien porque se giró cuando vio que la miraba con disimulo por el espejo mientras hablaba con su abuela de cosas banales. Sé giro y me mostro su otro perfil, a cada cual más de vicio.

Pero eso fue todo.


Estuve semanas sin verla hasta que una mañana muy temprano de sábado, me disponía a salir de ruta con la moto, y mientras se calentaba y le pasaba un trapo, la vi pasar apresurada.

Iba con su ropa habitual de gótica sexi, con medias de rejilla, top que le alzaba sus pequeñas tetitas y falda corta por encima de las rodillas con encajes. Una chaqueta larga hasta medio muslo, de puto de rejilla, que dejaba ver su figura de diosa. Toda de negro y toda puro vicio.

Estábamos solos a esa hora y pasó como a 3 metros de mí y le salude:


- ¡Buenos días guapa!

Pasó de mí un kilo, ni me miró la muy putilla engreída.


Casi le digo que ¡anda y que te den, niñata maleducada!, o algo peor, pero me eché a reír y seguí a lo mío.


La siguiente vez estaba con unas bolsas de la compra y media sandia en brazos intentando abrir el portal de la calle. La vi bastante apurada y acercándome le dije:

-Te abro a cambio de un tajo de sandía.

Me miró sobresaltada, me sonrió, y me dijo nerviosa:

-Jejeje, vale.

Pero lo dijo para salir del paso, sé lo noté por su nerviosismo.

Entremos al portal y me hice el tonto mirando el buzón mientras le veía subir los 7 peldaños hasta el ascensor. No se giró, pero sabía que la miraba. Las chicas tienen ese sentido de serie.

Cuando le quedaban dos peldaños salí ligero hasta el rellano del ascensor y entramos.


Olía a violetas y jazmines. Estando tan cerca imponía su tamaño siendo una jovencita como es. Se podía apreciar sus curvas y sus tetitas apretadas con un corsé que llevaba que pedían ser lamidas y mordidas. Se la notaba nerviosa y le dije para tranquilizarla:


-Menos mal que se va el calor.


Tema recurrente standard de ascensor.


-Si, menos mal. Este verano ha sido muy fuerte - me contestó.


Yo la comía con la mirada y ella miraba a la puerta deseando llegar a su piso. Si hubiera sido un extraño le doy al stop y la empotro contra el espejo hasta que me dé las gracias y me la limpie con la boca. Pero no era el caso.


-Pero ya refresca más, esta mañana he salido a las 5 con la moto al curro y me he tenido que poner la chaqueta. - le dije.

-Si eso me ha dicho mi abuela, que nota más fresco temprano- me contestó.


Llegó a su piso y se iba a despedir y le dije:


-Me debes un tajo de sandía.

-sí, jejeje- contesto nerviosa, cómo mandándome a la mierda. Eso pensé yo…



Pasaron unos días y volvimos a coincidir en el ascensor con una vecina vieja muy pesada. Yo entre con los cascos de música y ni pare la música, iba a pasar de ella.


La vieja loca pesada, que no se le entendía la mitad de lo que decía, y la gacela gótica, pensé al entrar.

Entre al ascensor con ellas y seguí oyendo mi música soltando un “¡¿hola qué tal?!” para las dos, y diciéndole que “sí, claro, claro” a todo lo que me decía la vieja, ella se reía sabiendo que no la oía y le miraba las tetitas botar al reír sin ninguna vergüenza, se daba cuenta, pero se habría fumado un porro, porqué le daba igual que se las mirara, ella seguía riendo ya más descarada y yo seguía asintiendo a la vieja admirándola a ella.

Subimos y la vi que inclinaba la cabeza como para oír qué música escuchaba. Le miraba el culo sin reparos cuando llegó a su piso no le dije ni adiós. Y ella se extrañó un poco.


A la tarde picaron a casa.


Era ella sonriente.


- ¡Hola! -soltó sonriente.


Me pilló descolocado, y llevaba un pantaloncito corto negro y una camiseta corta a media barriguita, también negra, con algún estampado de esos de muerte y tristeza góticos.


La miré con descaro de arriba abajo viendo sus muslos y sus tetitas blancos inmaculados y libres sin sujetador.

Se incomodo al ver que no le contestaba y al final le dije:


-Hola ¡gótica pasota!

- ¡Jejeje! ¿qué tal? -Mira que el otro día en el ascensor con la vecina mayor esa que habla mucho, jajaja, -río

- Pude oír la letra de tu música y la he buscado, pero no encuentro nada en Google.


- ¡¿Como que no tía?!- le pregunté sorprendido.

-Si son internacionales, los escuchaba hasta la “Reina de Laos”-le conteste.

-No, no me sale nada- me dijo confundida. Cómo si fuera a saber quién fuese “La reina de Laos”.

-Pasa, pasa ya verás- le dije con la polla contenta.


Entró y se quedó mirando el piso casi vacío con el sofá, la mesa delante pequeña y mi mesa de trabajo con las 3 pantallas y los dos teclados.

- ¿Eres gamer? - me pregunto

-Si, pero esto es más por trabajo cariño-le contesté.

-Guau que pedazo de torres tienes ¡-exclamó al ver mis equipos.

-Los paga el estado, soy militar-le explique mientras buscaba la música que me decía.


Empezó a sonar y se quedó escuchando atenta.

Yo la admiraba también atento. Era “Extremoduro-La ley innata”. Le señalé el sillón delante de mi mesa y se sentó muy atenta.


- ¿Quieres tomar algo? té helado, café, cerveza? -me ofrecí.

-Un té frío está bien-dijo muy atenta a la música.


Volví con las bebidas y me senté en mi sitio, frente a ella. No se podía estar más sexy en un sillón de oficina.


- ¿Qué grupo es? -me pregunto

-Extremoduro se llaman. Este LP es antiguo, sé llama “La ley innata”, algo diferente a lo que solían tocar. Habla del inicio y final de una relación. -Le explique mientras lo anotaba en el móvil.

-Es un estilo muy basto, pero son muy buenos-me dijo.

-Si quieres algo más elaborado y con más LP’s te recomiendo estos-Le dije poniéndole a “Héroes del silencio” con su “El mar no cesa”.


Se le abrieron los ojos solo con el comienzo de la segunda canción.


- ¡Guau qué profundo! -exclamaba a veces, indicándome que mirara el vello de punta de su brazo.


Seguimos oyendo más canciones, y le hablaba de lo que yo entendía que decían con cada una, también le puse algunas de “Las novias” estos ya menos conocidos. Ella me escuchaba atenta apuntando cosas en su móvil y sorprendiéndose de la buena música que se hacía en los 90, en comparación a la actual mierda que se oye hoy en día, sin letra ni instrumentos.


Me miraba con una mezcla de admiración y reía con mis comentarios. Sé sentía más relajada y agusto, ya pasada casi una hora. Le expliqué que era mi gusto musical, y aun los escucho, hoy día. Pero que cada cual evoluciona, cambia de gusto y bla, bla, bla.


- ¡Ostia que tarde! -exclamó -Muchas gracias vecino, si no encuentro alguna te digo, vale.

-Me llamo Pendergast-le indique.

-Aquí me tienes para lo que quieras. Pero por favor, saluda por las mañanas, qué me alegras el día mujer -le solté sorprendiéndola.

-Si, si, perdona, yo me llamo Andrea -me dijo.

-Es que voy con prisas y no me entero, porqué siempre que quedó temprano con mis amigas me duermo. Se excusó sabiendo que no me creía nada.


Me acerqué bastante a ella, y cogiéndola de la cintura con firmeza, nos dimos dos besos. Sé estremeció un poco al notar mis manos grandes y fuertes en su cintura, y lo mucho que me había acercado, casi le tocaba con mi polla en su barriga.


-No te preocupes-le dije conciliador acompañándola a la puerta volviendo a oler su perfume.

- ¿Quedamos esta tarde? -me soltó otra vez cogiéndome desprevenido.

-Si me traes el tajo de sandía que me debes… -le conteste.

-jajaja, es verdad -me dijo.

- ¿Y unas birras tal vez? -se ofreció.

-Por supuesto, birra bien fría-le conteste y reímos.


Se cerró la puerta y resople. Me había costado muchísimo contenerme y no lanzarme a ella y quitarle la ropa lamiéndola como un helado, para follarla sin compasión.

Como me había puesto la Jovenzuela…



Pasadas las 6 de la tarde estaba yo recién levantado de la siesta con mi café repasando los correos del trabajo, cuando sonó el timbre. Recordé que habíamos quedado y mi polla dio un saltito contenta. Me había puesto otros pantalones cortos de deporte, más finos sin nada debajo, y ajustados que dejaban adivinar mi cimbrel bamboleante y libre. La camiseta, también más ceñida. Yo también sé ponerlas cachondas.


Abrí y ahí estaba sonriente pero esta vez con su ropa gótica que sabía escoger para que se pudiera adivinar casi todo su cuerpo, sin ir desnuda.


Abrí los ojos y le solté mirándola de arriba abajo:


- ¡Me encanta tu estilo tía!

-Jajaja, gracias -contestó dándome las cervezas y un táper con sandía cortada a trozos sin la cáscara, ya lista para comer -Ya estamos en paz-me dijo.

-No, no, ahora serán dos sesiones de buena música de los 90, y claro eso no está hablado aún-le conteste.

-Jajaja, es verdad sí, sí -rio.


Le indiqué que se sentar en el sofá y fui a guardar las bebidas y la fruta. Me pare y le dije:


- ¿Quieres ya cerveza, u otra cosa?

-No, no, más tarde, ponme ese té helado tan rico -me pidió.

-Me lo trae Julia, la vecina de enfrente. Lo hace muy rico -le explique.

- ¡¿La monja?! -me preguntó sorprendida.


Me entró la risa y ella se sorprendió más. No sabía el vicio que tenían las vecinas beatas, la pobre jovencita.


-No, no de monja nada, es un sol de vecina, y muy atentas, tanto ella como su madre -le aclaré mientras se sorprendió aún más.

-Pues en la escalera no hablan con casi nadie y por cómo van vestidas y te miran, no sé yo -añadió.

-Pues como otra vecina cañón que tengo, qué tampoco saludaba y que resulta que es un sol. -le solté refiriéndome a ella y reímos los dos.

-Gracias-me contestó con una sonrisa viciosa.

-Es verdad, siempre juzgamos sin saber-me dijo.

-En el insti me tenían de puta para arriba y no salía apenas de casa, a casa de alguna amiga, o la biblioteca -me explico.

-Es normal, los humanos somos así. -Le dije.

-Y tu chico, ¿también es gótico? le solté de golpe.

-Que va, deja, deja, paso de líos, me centro en mis estudios que ya tendré tiempo.

-Haces bien, muy bien, mejor dicho, y estando un “satisfazer” de esos ya estáis cubiertas-le añadí sorprendiéndola.

-Jajaja ¡Nooo, noo! ¡tampoco! jajaja ¡que tío! -reía.

-Bueno si eres más de vegetales y tal -le dije ya riendo yo también por mi descaro.

- ¡Que no! ¡que no loco! jajaja estas fatal -reía y saltaban sus tetitas en su corsé.

-Ya me apaño sin ayuda “de más”- me aclaro.

-Porque eres joven, ya verás con el tiempo que sin ayuda humana u otra cosa, cuesta muchísimo-le explique.


Se empezaba a poner un poco roja por el giro de nuestra conversación, pero no se amilanó y me pregunto haciéndose la sería:


- ¿No puedes tú solo? – dijo algo extrañada.

-Si, sí, pero mira que brazos se me han puesto -le conteste haciendo bola con el bíceps.

Abrió los ojos al verlo y riendo por la gracia me dijo:


-Jajaja claro, claro, ese cacho brazo será por eso -parece mi cabeza, jajaja-añadió.


Estaba muy cómoda y relajada, y ya se había acomodado en el sofá.

Ya imaginaba que venía por tema, querría una experiencia con un “Lobo plateado” como nos llaman ellas. Aunque yo tengo muy pocas canas aún.

Y empecé mi acoso y pollazo, la dejaría muy contenta, me comería una rica gacela, y en poco tiempo, dada su juventud e inexperiencia.

Y tenía mucho trabajo pendiente.


-Ponte cómoda tía, quítate las botas y el corsé ese que te tiene que estar ahogando -Le dije.

-Las botas sí, pero el corsé no es lo que parece, me dijo estirándolo y dejándome ver sus tetitas, hasta casi los pezones. Era de pega, muy elástico.

-Que lastima -dije de coña.

-jajaja que pillo eres Pender -río

-Que no llevo nada debajo so listillo -añadió

- ¡Buff! resople yo.

- ¿Y tú mujer qué hace? -me preguntó inquisitiva -escapando de la conversación que llevábamos tan “caliente”.

-Es diplomática y viaja mucho. Casi no nos vemos-le explique.

-Aaah vale, entonces si es por eso los brazacos que tienes jajaja-soltó riendo otra vez.

-Voy por cerveza que tengo calor -le dije levantándome y quedándome delante de ella para ponerme bien la camiseta y el pantalón.


Aproveché para que me viera bien. Levantó la cabeza y me dio un repaso sin reparos parando en mi polla algo contenta ya por la conversación. Me hice el tonto y fui a por las bebidas.

La jovencita me seguía el juego, hoy en día no son tan recatadas o cortitas como las de mi época, y eso me encantaba y me pone las cosas fáciles muchas veces.


Volví al sofá y ella escuchaba la música atusándose el pelo. Este sofá hace que toda mujer que se siente cómoda se vea como una diosa. Me dieron ganas de quitarme el pantalón y ponerle la polla en la boca. O levantarle las piernas y comerle el coñito.

Me pare un segundo admirándola y se dio cuenta, me miro sonriéndome sin ponerse nerviosa ni asustarse. Sé estaba poniendo cachonda la joven gacela.


-A las 9 me voy, que tengo que acostar a mi abuela. -me dijo.

-Pero si no te vas a dormir tú también, vuelvo con algo de cena -me añadió burlona.


Me volvió a sorprender, y sabía que ya podía lanzarme por su cuerpazo, pero mejor jugar un poco más. Quería ver su reacción y calentarla un poco más.


-Jeje, que graciosa, le solté y reímos.

-Claro, vente y cenamos. Pero si picas y no abro, es que he ido a casa de Julia por su “té”. -le dije.

-Apunta mi número y me avisas cuando subas.

- ¡¿Entras en su casa?! -pregunto sorprendida.

-Claro, y le doy clase de informática y gimnasia a su madre Concha, y a Julia le ayudó con su carrera de Filosofía y a manejar mejor el ordenador y las redes. -le explique.


Se quedo pensativa, y creo que algo sospecho más por mi tono, qué por el hecho de enterarse de las aficiones de las vecinas beatas.


-Ostia me dejas de piedra -respondió mientras apuntaba mi teléfono sin dar crédito.

- ¿Estás celosa?, también te puedo ayudar a ti, ¿Qué estudias? -le dije riendo.

-jajaja, no, no que va, solo me sorprende -me contestó.

-Estoy en primero de ingeniería, pero no me he decidido aún -me explico.

-Te pasaré apuntes de primer año de un compañero que es catedrático y te los ahorras buscar.

-Pero eso si te va a costar caro -le añadí mirandola ya con malicia.


Miro sus manos blancas con las uñas pintadas de negro, sonrió, levanto la vista y me respondió decidida:


-Primero me pasas la cuenta de las clases de música y ya veremos si me interesan esos apuntes -me soltó la listilla claramente con segundas.

-Nada que no puedas pagar cariño -Con que vengas más fresquita esta noche me vale, que así estas de vicio, pero también lo estás cómo ibas esta mañana. -le solté sin pudor.


Le cambio la cara, y separándose un poco de mí, me miró seria y me dijo:


- ¿Eres un pervertido de esos? me dijo seria-

- ¿Luego que me dirás, dé hacerme unas “fotos artísticas” No? -añadió muy seria.


Pero no iba a caer en su broma, ya me había fijado en varias expresiones faciales y gestos que ponía, y le conteste también poniéndome serio:


-No, te drogare, y te hare trocitos en la bañera, pero tranquila que te hare las fotos.

-Jajaja-reímos los dos

-Pensaba que picarías, pero ya veo que me has pillado la coña -me dijo aun riendo.

-Ya tengo una edad y además se te hincha una "Venita" en el lado de la frente cuando aguantas la risa. Me di cuenta el día del ascensor con la vieja. - le explique.

- ¡Ostia tú que risa ese día! Se lo contaba a una amiga y se partía de risa también

-Note que estabas enfadado conmigo, no me dijiste ni adiós. -me echó en cara ahora acercándose a mí y dándome un golpe en el hombro.

- ¿Ya estás presumiendo de vecino por ahí? -le solté y volvimos a reír.

Ahora la tenía cerca y me llegaba su perfume, su calor y su olorcito del coño caliente.

-Ya sabes el peligro que tenemos las tías dándole a la “sin hueso” -contestó.


Estábamos calientes, y ella estaba esperando que me lanzara, pero la quería hacer sufrir más y tenía a Julia esperando mi polla. Tenía ya el cimbrel animado.


-Acepto el pago -me soltó otra vez pillándome descolocado. Esta Chica era buena sorprendiéndome.

-Pero tu más fresco no podrás estar esta tarde-me dijo.

-Bueno sin camiseta-jajaja rio.

-Si te recibo sin camiseta, ni cenamos -le solté también riendo y apretando su rodilla.

-Ahora si me das miedo. -me dijo riendo.

- ¿Miedo por qué? Le pregunté ya subiendo la mano por su muslo duro y caliente.


Ella me agarraba el mismo brazo sin oponer resistencia y me contestó:


-Porque con eso me partes en dos -señalo mi polla medio erguida.

-No creo, tú eres grande también y eso me encanta -le dije subiendo mi mano ya debajo de su falda.

-Mírala y veras que no es tanto -le dije.


Con la mano libre cogió la goma del pantalón bajando lo que pudo, y liberó mi polla.


- ¡No llevas calzoncillos marrano! -jajaja -me dijo dándome un golpe en el brazo que hizo que girara mi mano ahora encima de su muslo.


Se la quedó mirando, viendo como empezaba a crecer más y abriendo un poco los ojos me dijo:

-Nunca había visto una polla tan grande y gorda. -me soltó tan tranquila.


Viendo que no la cogía, yo desvié mi caricia debajo de su faldita y volví a su costado. Se dio cuenta y se lanzó a acariciarme el rabo con curiosidad. La recorría de arriba abajo y movía el pellejo.

Al principio con suavidad, pero luego la empezó a coger más fuerte, paró y apretándola fuerte me dijo

:

-No sé cómo puede estar un día sin esta tranca tu mujer. -y los dos reímos.


Me pegué más a ella y le metí la mano buscando su coñito. Lo encontré apartándole la braguita a un lado esperándome mojado. Sé lo empecé a recorrer con dos dedos de arriba abajo, y soltando un gemido, me cogió la otra mano, cogiéndome dos dedos, sé los llevó a la boca y me dijo:


-Empecemos por estos. -trago los dos dedos y los empezó a chupar mientras me pajeaba fuertemente.

-Mmmh mételos mmmh -me pidió poniéndose más cómoda y abriendo las piernas un poco más.


No me negué, le busqué la entrada y empecé poco a poco a meterle dos dedos mientras con la otra mano me quitaba la camiseta como podía y le bajaba el corsé dejando dos tetas puntiagudas y de pezones pequeños, que miran hacia arriba con aureolas grandes, marrón claro y turgentes.


-Oooh mmmh si, así mmmh-gemía mientras seguía pajéandome, y le sobaba las tetas y los pezones con mis dedos mojados por su boca.


Cuando se secaban se los llevaba otra vez a la boca y los chupaba con gusto. Me soltó la polla y se apartó para quitarse la ropa. Yo me quité la mía, sentándome en el sofá, le señale el coñito, y le señale mi boca.


Sé le encendió la mirada, pero no hizo caso, se sentó con mi polla entre su coñito y su culazo y me beso con pasión. Se empezó a frotar y me dijo sonriendo picara mientras movía las caderas y se frotaba con mi polla:


-Nunca me lo han comido…

- ¡¿Qué me dices?! -le conteste sobando sus tetitas, acompañando a sus caderas.

-Pues no ¡mmmh! nunca se han ofrecido ¡aaaaah! -me contestó gimiendo, acariciándome los hombros y bajando a mis pectorales.

-Pues habérselo ¡mmmh!, pedido mujer, ¡mmmh! -le conteste gozando, lamiendo y mordiéndole sus pechitos.

- O, mejor aún ¡ooojj! habérselo mandado, ¡mmmh! -le dije.

-Prefiero que me manden ¡mmmmh!, me gusta más ¡Oooojj! -contestó

-Pues si va a ser la primera vez, ¡mmmh! y antes de que no aguante ¡aaaah!, y te folle ¡mmmh! -vamos a hacerlo bien- le conteste ya como una moto.


La cogí de los hombros y la giré tumbándola en el sofá. Estaba preciosa con el pelo alborotado y las tetas brillantes de saliva, me miró sonriente y me metí entre sus piernas, mordiendo y besando, subiendo, mientras le agarraba el culo de diosa que tiene y se lo abría y cerraba sobándoselo y apretando fuerte sus cachetes.


- ¡Que culo tienes Andrea! -Exclamé y le empecé a comer el coñito primero con cariño pasando la lengua por todos los pliegues de sus labios y sorbiendo con suavidad.


Al empezar a alucinar con el placer que sentía sé empezó a poner cómoda moviendo poco a poco sus caderas, y cogiéndome la cabeza arremolinando mi pelo y gimiendo en voz baja. Fui aumentando la agresividad, y ella movía más las caderas y guiaba mi cabeza buscando mi boca con su coño para su placer.

Ya estaba a punto, ya que empezaba a temblar intentando retrasar su orgasmo. Así que le pasé un dedo por su coñito mojándolo, levanté la cabeza y le dije:

-No te corras aun putita. -Y le metí la punta del dedo en el culo de vicio que tiene.

- ¡Ups! No, no, ¡por ahí no porfa! -Me pidió saltando con su cintura intentando escapar.


Ya le había quitado las ganas de correrse por un rato más. La ignoré y volviendo a comerle el coño con más ganas, antes de que empezara a gemir más fuerte, le metí el dedo hasta la mitad.


- ¡Aaaj! ¡cabrón no! ¡Aaaaj! ¡no me gusta! ¡Mmmmh!¡Mmmmh!¡Aaaah! -Me dijo gozando como una perra.


Seguí con mi doble juego de placer y dolor, y mientras le comía el coñito sin piedad, ya le empecé a follar el culazo con mi dedo.


Sé retorcía y dejo de pedirme que se lo sacara, ahora estaba desbocada agarrando mi cabeza y moviendo la cintura mientras gemía y me insultaba:


-Oooojj ¡cabrón ooooj! ¡siii mmmh! ¡sigue, sigue puto! ¡ooojj! ¡¿joder que me haces?! ¡Mmmmmh!¡Que gustazo joder! ¡Aaaah! ¡Mmmmh!


Ya le entraba y salía el dedo del culo suavemente he incluso lo buscaba para que entrara todo.

Pero no aguanto más, y mientras se corría en mi boca insultándome y dándome las gracias, fui bajando el ritmo poco a poco con mi boca y mi lengua y le fui sacando el dedo.


- ¡Aaaaagg! ¡Mmmmmh! ¡Oooooj! ¡cabrón! ¡cabrón! ¡Ooooj! ¡que gustazo tío! ¡gracias! mmmh ¡jooooder! -me gritaba.


Fui subiendo con mi lengua por su barriguita de acero y le acariciaba los muslos hasta que llegué a sus pechitos y se los lamí provocándole espasmos. Nos besemos con ansias y le puse mi rabo ya ardiendo en su coñito empezando a frotárselo.


No me la follaría aun, quería esperar a la noche.


Estuvimos así un rato y ella volvía a gemir acariciándome la espalda, cuándo picaron al timbre.


- ¡Ostia Julia que me esperaba! -exclame acordándome.


Me atrapo rodeándome con las piernas con fuerza, y me dijo:


-Anda y que le den, tú de aquí no te escapas ¡Mmmmmh! -apretándose con el coñito contra mi polla.


Sabía que Julia entraría, ya que tiene llaves, y que venía a por su ración de polla diaria. Me aguanté la risa y seguí rozando mi polla contra su coñito y comiéndole las tetas.


- ¡Hola! ¡uy perdón amo! -exclamó Julia. -Mejor vengo más tarde.


Entró con la bata abierta y la blusa con dos botones abiertos sin sujetador. Todo un espectáculo verla entrar así cada vez que entraba, y ya estoy despierto, sino siempre me despierta con su boca.


-No se-le pregunte a Andrea sonriendo.

- ¡¿Que?! ¡no, no, paso de tías! -me dijo escandalizada, pero sin soltarme, ni dejar de moverse -que se vaya que me corta el rollo.

- ¿Qué hago mi amo? -preguntó Julia.

-Vete cariño, luego te escribo -le ordene.


Se giró y se fue obediente, pero enfadada claro.


- ¿Amo? preguntó Andrea mirándome extrañada, mientras me separaba con los brazos, pero no me soltaba con las piernas.

-Ya te he dicho que son muy buenas vecinas -le respondí sonriendo.

- ¡Ostia tu¡ me dejas de piedra -exclamó.

-De piedra me tienes tú el rabo cabrona -le dije empujando mi polla ahora entrando en su coñito empapado.


- ¡Oooojj madre mía aaajj! -grito.

- ¡Joder que cerradita cabrona! ¡Mmmmh! -le dije empujándola un poco más.

- ¡Despacio! ¡despacio! ¡Aaaah! ¡Ooooojjj! -suplicaba.


Ya no aguantaba más y tenía las pelotas doloridas. Tuve piedad y con media polla dentro la empecé a bombear cada vez más rápido.


- ¡Ah! ¡ah! ¡ah! ¡ah! ¡Oooooj! ¡cabrón! ¡que polla joder! ¡ah, ah, ah, ooojj! -gritaba gozando.

-Pues veras ¡Mmmmh! cuando entre toda ¡mmmh! que coñito ardiente ¡Oooj! -le conteste.


Se corrió sin avisar apretándome con las piernas para que parara, pero no me podía parar y mientras gemía y se retorcía, yo también empecé a correrme mordiendo un pechito y agarrándola de las caderas.


-Aaah ¡joder me corro otra vez! ¡que polla tío! mmmh que pasada ¡Aaaaaghh! -gritaba retorciéndose y gozando agarrada con fuerza a mis hombros.


Quedamos exhaustos y le seguía mordiendo las tetitas y los pezones mientras soltaba mi lefa sin sacarla ni un centímetro, ella aflojaba las piernas y me agarraba el pelo ahora con más ímpetu y me besaba la frente.


-Que polvo tío, esto no lo hacen los de la uni, ya te digo yo, ¡Buuff! -me dijo resoplando.

-Gracias, pero ha sido culpa tuya, yo te daba clases de música y mira cómo hemos acabado. -le conteste de coña.


Reímos los dos.


Miro la hora y se dio cuenta que llegaba tarde a acostar a su abuela.


-Luego me explicas esto de la monja, y a lo mejor te enseño lo bien que la chupo. -me dijo mientras se vestía corriendo.

-Tranquila, qué si no sabes, yo te enseño -le conteste.


Me beso cogiéndome de la cabeza y me dijo antes de irse:


- ¡Buff! ¡te tiraba en la silla y te follaba otra vez cabrón!


Miré atrás, para ver donde estaba la silla, y agarrándola por la cintura hice el amago de atraerla y abrió los ojos, sonriendo sorprendida. La deje escapar y salió corriendo, mirando si la seguía.


Me senté en la silla, y resoplando me encendí un cigarro.



Continuará.

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