Dicen que tengo mala fama.
Tengo mala fama porque ato a una dama de pies y manos, también porque le tapo los ojos.
Tengo mala fama porque de esta forma a veces tan atípica no es bien vista.
Soy malo porque no dejo verle lo que pasa a su alrededor.
Pero lo que no saben es, que así es como yo disfruto.
No saben que cuando ella está a mi merced, es porque ella también disfruta.
Tengo mala fama porque derrito cera caída de una vela encima de su cuerpo y ella me complace con sus gemidos.
Tengo mala fama porque juego con su cuerpo; acariciándola, besándola.
Soy malévolo porque acelero su pulso, su respiración.
Soy cruel porque hago que sus pezones se pongan duros a causa del hielo que pongo encima de sus pechos.
Soy perverso porque hago que su sexo se humedezca y su cuerpo se agite.
Soy inmensamente malo porque cuando la dama ha culminado, dejo que entre en un plácido descanso quedando dormida con una inmensa sonrisa en su rostro.
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