Un error de apreciación.
- Cometa
- 8 ene 2023
- 2 Min. de lectura
Después de muchos meses intente volver a retomar la costumbre de la escritura; hace tanto tiempo que este habito quedo desterrado que después de tanto y tanto buscar me acorde que la siguiente libreta de tantas se encontraba en un rincón de la taquilla en el trabajo, la deje un día de esos por si acasos que tanto solemos albergar como esperanza los humanos.
Así que tendré que conformarme con intentarlo en el portátil, aprovechare para poner en bucle la canción de Loquillo “Cadillac solitario” que tanto he oído estos días, un concierto grabado en la ciudad de Cádiz casualmente, la vida está repleta de casualidades, una más al montón, vamos allá.
Nunca creyó que la monotonía acabaría adueñándose de su vida, un triste final para una historia perfecta para olvidar; el olvido, ese es el tema principal, más bien el aprender a olvidar; en el colegio nos muestran como memorizar cosas que se suponen que nos servirán en un futuro, porque no nos enseñan también a olvidar???
Le gusta la niebla suele traer fantasmas del pasado, los fantasmas asustan, cuando la vida se basa en la soledad autoimpuesta, llegan a ser mejor que las personas.
Me cuesta escribir, no creía que fuese tan difícil, y más aún si lo hago con este chisme que me parece este juzgando todo el tiempo resaltando mis fallos de ortografía con su rayitas rojas, intentare continuar.
¡Como echa de menos el mar!, el agua dulce del lago no puede suplir el salitre que le mantenía vivo, ese mar que cargaba sus baterías, allí se cargaban, aquí solo llegan a un nivel aceptable para seguir viviendo bajo mínimos.
Un mensaje llega al móvil, una compañera de trabajo me propone tomar un café en la ciudad, hace tiempo que no nos vemos pues nos hayamos de vacaciones, traducción: tengo ganas de acostarme con alguien y recurro a ti pues ya lo hemos hecho antes y no ha estado mal.
Si algo hay en la vida funcionarial son separados e infieles, debe de ser el estar tantas horas juntas que con el tiempo acabas acostándote con tus compañeras de trabajo, pues acabas siendo el sacerdote de sus secretos y confesiones que no se atreven o no quieren hacer a sus parejas, los cafés, las cervezas, los almuerzos de trabajo, con el tiempo suele ocurrir pese a que pongas obstáculos para ello.
Una excusa para dejar de escribir aquí y ahora, otro día lo intentare de nuevo, un café más alejara a los fantasmas tanto de mi como de los personajes que aun sea capaz de crear, pero eso será otro día, me creía con más fuerza para volver a intentar escribir, pero estoy equivocado.
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