Genaro Yépez, en su libro Geografía de la Venezuela Decente (1997), afirma que en los alrededores de las mesetas guayanesas del Edo. Bolívar está el viejo pueblito abandonado de Tribulaciones. Este, al igual que las Casas Muertas de Miguel Otero Silva, es el esqueleto de una comunidad que agonizó de horror en cuestión de una semana. Puede ser que muchos datos se hayan omitido, tal vez por presentar mucha información o mencionar personajes poco éticos pero la historia todavía guarda secretos. Tal es el caso de la leyenda del Cumajemh, el fantasma de un indio con enanismo al que le mutilaron las manos; Genaro Yépez se atrevió a presentar
la teoría de que fue el militar español, Marcial de Vullacurias en tiempos precolombinos, el responsable de tal atroz hecho. Y es que ni más ni menos, el Cumajemh fue el responsable de muchas muertes en Tribulaciones. Muchos supersticiosos aseguraban que era el indio vengando la muerte de su raza. Ante el derramamiento de sangre que hicieron los españoles y, en especial la muerte del aborigen enano, el Cumajemh despertó de un largo sueño para infundir terror en aquella olvidada región del Escudo Guayanés. Y dicen que el fantasma del conquistador es visto en plena noche, flotando como un espectro bañado en tenue luz amarilla. Sanguinario como Lope de Vega, va en busca de victimas indígenas para asesinarlas. Que el Cumajemh, esa abominable criatura, se haya convertido en el supuesto protector de las tribus que rodean el pueblo de Tribulaciones, es otro asunto. Hoy día no se sabe que va pasar con ese pueblito, tal vez sea consumido por los esbirros del tiempo, enterrado en las fauces del inesperado misterio de las edades.
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