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Foto del escritorAlex Lanza

La serenidad mirando a los ojos del Mal



Gitta Sereny era una periodista húngara que siempre tuvo fascinación por la maldad.


Cuando niña, pudo ver un mitin de Hitler en Nuremberg y quedó asombrada por la capacidad del Führer para manejar a las masas.


En los sesentas y setentas se dio a la tarea de entrevistar a criminales de guerra nazi y se concentró en dos de ellos: Frank Stangl, jefe del campo de Treblinka y Alberto Speer, el arquitecto principal de Hitler y ministro de armamento.


Si la maldad existe-decía-, habrá que describirla y analizarla para poder entenderla y así tal vez, eliminarla. Ella se encargaba de la descripción.


El resultado de las entrevistas fue publicado en dos libros, bastante recomendables, llamados “En aquellas tinieblas” y “Albert Speer, su lucha con la verdad”. En ellos se refleja la maquinaria de exterminio nazi, cumpliendo los objetivos con toda la eficiencia y eficacia alemana. Dirigida por hombres convencidos de lo que hacían

Eso me llevó a la siguiente pregunta: ¿Estudiar la maldad te puede volver malvado?


Nietzsche lo planteo muy bien: “Recuerda que cuando miras al abismo, el abismo te regresa la mirada”. O como dicen en la película 8 mm: “Cuando bailas con el diablo, tú no cambias al diablo, el diablo te cambia a ti”


Gitta habla sobre el desapego que tuvo que utilizar para no verse afectada por la “lógica” de los carceleros nazis. Aun así, comenta sobre momentos en que tuvo que ir a un bar para despejarse de las atrocidades que se platicaron ese día.


Lo que más la incomodaba era la tranquilidad en las descripciones. El horror de ver que el otro no entiende la naturaleza terrible de sus actos. No hay nada peor que la maldad que se considera cotidiana, normal, ordinaria; un trabajo a realizar.


Todo esto me hizo pensar:


Los que escribimos literatura de horror, terror y muerte, ¿corremos el riesgo de volvernos asesinos o seres despreciables?


Stephen King dice: “ Los monstruos existen. Los fantasmas también. Habitan dentro de nosotros y a veces ganan”.


O, ¿será nuestra forma de exorcizar y metaforizar lo que nos embruja por dentro?


Alguna vez, leía la novela de un amigo sobre una guerra intergaláctica. En un capítulo se daba el recuento de los daños: 50 planetas enteros destruidos o dejados en condiciones inhabitables, bajas militares y civiles contadas por cientos de millones. Volteé con mi amigo y le dije: “¡Qué bueno que escribes! Imagina tener toda esta destrucción y muerte en tu interior”.


Solo que Gitta elige ir en busca de los malvados. Va y les pregunta las razones y las formas. Se empapa de ello y procura regresar intacta para contarlos lo que encontró en el viaje.


Aunque tal vez también sirvió de confesora:

Frank Stangl murió 19 horas después de la última entrevista.


Ante la confesión plena que realizó, quizás liberado de sus pecados por algún oscuro dios teutón.



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2 Comments


Diony Scandela
Diony Scandela
Dec 18, 2021

Extraordinario. Muy bueno

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Alex Lanza
Alex Lanza
Dec 18, 2021
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Gracias.

Éxito en tus proyectos.


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