Lo había conocido una cálida mañana de enero.
Todos los días mantenían largas y entretenidas charlas sentados frente al río.
Josefina lo admiraba, se sentía protegida.
El extraño la cuidaba, quería que nada malo le sucediera.
Pasaron muchos meses en los cuales se fueron conociendo y apreciando. Hasta que una mañana ella no lo encontró. Mientras miraba el río, se sentó a esperarlo como siempre lo hacía. Desvió sus ojos hacia un costado y notó que había una carta muy cerca de su pie derecho. La tomó con cuidado y comenzó a leer, el extraño se despedía. La invadió una angustia arrolladora. Su cuerpo se paralizó y la vista se le nubló cuando leyó las últimas dos palabras que cerraban la carta: "Tu papá". Tan sólo esas dos palabras le habían alcanzado al extraño para revelar su identidad, para decirle quién era realmente.
Este relato es corto e impactante.