Si paseando por la capital Holandesa , el paraíso de los ciclistas ,te topas con bicicletas recargadas de adornos en diversas partes de la ciudad, podrías pensar que forman parte de la atración turistica. Pero si llevas ya un tiempo empapándote de su diversidad cultural , deduces que estas no son parte del mobiliario urbano por casualidad.
Una de las adornadas bicis descansaba apoyada en una valla cercana a la terraza de un restaurante,así que le pregunte a la camarera si sabía el motivo de tan decorados vehículos de dos ruedas. Me explicó que creía pertenecían a un chico estadounidense que junto con su madre las engalanaban con múltiples ornamentos y se había hecho popular en la ciudad llegando a alquilarlas para exponerlas en diferentes lugares y así atraer la atencíon de la multitud.
Husmeando en la red, la información obtenida resultó algo dispar y más interesante que la historía relatada por aquella amable camarera.
Warren Gregory es un americano que junto a su esposa Michelle visitaron por primera vez Holanda en 2004, quedando fascinados por su encanto , cinco meses después regresaron y se instalaron en un barco de cabina en Noordhollandsch Kanaal. No tenían trabajo ni papeles de residencia pero eso no fue un inconveniente.
El Servicio de Inmigración no está realmente preocupado por la permanencia ilegal de estadounidenses. En 2010, su aventura en Amsterdam terminó prematuramente, porque Michelle sufrió ataques epilépticos. Decidieron regresar a Tarpon Springs, el pueblo donde se enamoraron hace veinte años. Allí continuaron con su estilo de vida minimalista de Ámsterdam: se instalaron en un barco y se trasladaban exclusivamente en bicicleta por el pueblo, donde viven aproximadamente 25.000 personas.
Debido a su enfermedad Michelle en ocasiones no recordaba dónde había dejado su bicicleta y Warren comenzó a ponerle grandes flores para que ella puediese encontrarla facilmente de regreso a casa. Esto llamo la atención de la gente que deseaban tener una bici como aquella como parte decorativa de jardín o entrada de la casa, por lo que Warren comenzó a tener encargos. Compraba bicis viejas y las engalanaba para venderlas.
Warren fue atropellado por un automovilista causándole problemas de espalda por lo fue indemnizado con 15.000 euros y una pensión, dinero con el cual regresaron a Amsterdam. Enviaron sus bicicletas en un contenedor y compraron un bote de cabina aquí.
Warren cada pocos días, antes de que la ciudad se despierte, se dispone a estacionar esas bicicletas en un nuevo lugar.Tienen que sorprender, quiere que la gente se despierte e inesperadamente descubran ocho bicicletas de flores estacionadas en su barrio.
Prefiere colocarlas en lugares donde 'hay que compensar la negatividad', por ejemplo colocándolas en lugares dónde ha ocurrido algún tipo desgracia. En cada bicicleta hay una mariposa como simbolo de cambio.
Se denomina a si mismo el generador de sonrisas públicas porque para el no hay nada más gratificante que a través de ti una cara taciturna se torne jovial por unos minutos
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