A Juanchito siempre le relataban la historia del "Atrapaniños", un monstruo que moraba en el bosque de su aldea y devoraba niños durante la noche, pero
un día, harto de escucharla, decidió internarse en el bosque con una linterna. "Es una invención de los adultos", se decía; estaba seguro de que sería más fácil encontrarse con un animal salvaje que con semejante ser.
Una vez allí, prendió la linterna y escuchó unos ruidos a su espalda, tal fue el susto que la dejó caer y emprendió la huida para abandonar el bosque tan rápido como su resistencia se lo permitiera. Cuando atravesaba la linde que separaba el camino de los primeros árboles, algo lo agarró por la camisa y, debido a la inercia de la carrera, casi lo tiró al suelo. Aterrorizado, no se atrevió a moverse y suplicó al "Atrapaniños" que lo dejara ir.
-Por favor, déjame marchar. -Juanchito rompió a llorar-. No quiero morir tan pronto. No me hagas daño, por favor. Me iré y no volveré más.
A pesar de sus palabras, no hubo respuesta y cerró los ojos a la espera de su final, pero después de diez minutos sin novedades, respiró hondo y despegó los párpados para girar lentamente la cabeza. Con el Haz de luz de la linterna no distinguía cuanto le rodeaba más allá de su sombra, mas supo entender lo que estaba pasando y continuó llorando a pesar de que, aquello que le agarraba, no era más que la rama de una arbusto.
Muy bueno. Se siente la desesperación del nene.
Me ha gustado mucho el giro final.