Odio esas noches que aun y después de tantos años el sueño me lleva a tu lado.
Es una sensación extraña, pues no sé lo que significa; ya no recuerdo tu rostro ni el olor que te acompañaba, ¿entonces porque aun vienes a mí en estas noches de tranquilidad que me desvelan haciéndome esta pregunta?.
Como dice las canciones algunas veces me pregunto, quien será el que recoge tus lágrimas en momentos de pena y quien disfruta de tus risas en momento de gozo, pero sin ningún sentimiento que acompañe a dicha pregunta, solo curiosidad de alguien quien compartió tanto a tu lado.
Me acostumbre a vivir solo acompañado de mi perro, aprendí a amar esta soledad hasta el extremo en que no concibo volver a vivir con nadie como lo hice contigo, no sé si es la edad, la rareza que siempre me caracterizo, o el temor a volver a ser dañado como tu lograste hacerlo, o cualquier otra circunstancia.
Sé que tengo mucho que ofrecer, pero no me apetece o simplemente me canse de ofrecerlo a personas que con el tiempo no considere merecedoras de ello.
El mar, eso sí lo echo de menos, me auto exilie de él; primero me recordaba demasiado a ti, después simplemente deje de ir a él, ahora puede que simplemente tenga miedo de volver por el temor a levantar sentimientos perdidos; más de una vez me dije esta es la ocasión, pero encuentro con demasiada facilidad excusas para evitar dicha situación, prometiéndome y engañándome a mí mismo que será pronto.
Volver a escribir después de tantos meses y tantos cambios tanto para bien como para mal, es un primer paso, que espero siga repitiéndose como antaño.
No temer a levantar sentimientos olvidados es un buen modo de auto descubrimiento. Ánimo a ese solitario a buscar un pedazito de mar , quizá se sorprenda así mismo.
En ocasiones los temores en nuestra mente son mucho mayores que en la realidad e incluso aveces inexistentes.