Bombones del perdón, bizcocho de la venganza

Eva, nunca imagino que, aquello que tanto había soñado, un día sería capaz de llevarlo a cabo y, así sentirse plena. Víctor, marido de Eva, empieza la juerga con whisky y drogas. Cuando él ya está totalmente ebrio y drogado, pierde el control y empieza a maltratar a Eva hasta dejarla llorando pero nunca pasando a mayores. Todos los sábados por la noche se los pasa despierta con lágrimas en los ojos. Uno de tantos fines de semana los cuales Eva queda libre, decide seguir a su marido para ver donde se escapa cada fin de semana. Él frecuenta un bar que apenas está a cuatro calles de casa y ahí se junta con lo mejorcito del barrio rodeado de drogas, alcohol y mujeres. Eva tímidamente escondida en el callejón asoma la cabeza y ve una mujer que está sentada en el regazo de su marido mientras ambos aspiran lo que parece ser un polvo blanco, lo intuye por lo que utilizan para tal fin, un canutillo hecho con un billete. Cansada de vivir así, Eva empieza a tener sed de venganza y está decidida a gestar un plan: matarlo. Cansada de ver los actos de su marido, se marcha a casa, se desnuda y se acuesta en la cama. De golpe escucha a su marido llegar a casa, tardó bastante en abrir la puerta porque va hasta los topes. Cuando él se acuesta en la cama, empieza a toquetear a Eva, ella intenta quitarse a su marido de encima pero, pesa demasiado, así que entristecida se resigna a que su marido haga lo que tenga que hacer y así terminar con el calvario. Esta noche es la primera noche que Víctor viola a Eva. Mientras es penetrada le caen lágrimas de sus ojos, pero ella queda absolutamente inmóvil, esperando que Víctor termine. Al fin cuando Víctor parece que ha terminado, se quita de encima de Eva, ella se vuelve hacia el otro lado y cierra los ojos. Pasado otro fin de semana, vuelve el descanso, una tregua para Eva, ella vuelve al trabajo, sus hijos al colegio y los quehaceres de casa. Llegando el lunes, Eva despierta y encuentra encima de la mesita una caja de bombones y un sobre donde pone; feliz cumpleaños amor. Cuando ella se termina de vestir para irse a trabajar, agarra la caja de bombones y se dirige al comedor donde se encuentra su marido desayunando y le tira la caja de bombones a la cara despidiéndose con una sonrisa. Víctor se la queda mirando fijamente devolviéndole la sonrisa y sin más Eva se marcha. Al cabo de una hora Víctor queda sin vida con el último trozo de bizcocho entre sus dientes.