La mesa de los recuerdos.

Ana había convertido su vida en un ritual. Todas las noches se sentaba arriba de la mesa a recordar los maravillosos momentos que había vivido junto al amor de su vida.

Mantenían una relación compleja y tormentosa.

Él le había pedido un tiempo, pero ella no se sentía preparada para entregárselo. Definitivamente se había enamorado del hombre equivocado. Amaba a Laureano, el mejor amigo de su novio.