Ese viaje le había cambiado la vida, la había ayudado a desconectarse de su pasado y de los problemas que la agobiaban. No lo había planeado, pero en aquel viaje, Malena se había enamorado.
Era momento de volver a casa, Santiago no podía acompañarla. Los aguardaban destinos diferentes.
Ubicada en el asiento del avión, las lágrimas rodaron por sus mejillas al recordar cada instante vivido junto a él.
Miró por la ventanilla y sintió que una mano cálida rozaba su brazo. Giró lentamente y se encontró con su mirada. Santiago uniría su destino al de ella para siempre.
Comments